sábado, 31 de mayo de 2014

Eerie Volumen 1

Leído a finales de mayo de 2014. Cuando anoté en este diario mis impresiones sobre el primer volumen de Los archivos de Creepy, comenté que iba a seguir consignando las lecturas de todos los tomos de esa colección, y también las de la recopilación de Eerie. Así que allá vamos. El primer aspecto destacable es que no hay ninguna diferencia conceptual o de enfoque editorial entre Eerie y su cabecera hermana Creepy. Eerie no era más, ni menos, que la segunda antología de historias de terror del editor James Warren.
Este primer volumen de Eerie comienza algo titubeante en sus páginas iniciales —que son las que corresponden, lógicamente, al primer número de la revista—, páginas que presentan una calidad algo cuestionable, pero apenas avanzamos en la lectura, y ya desde el segundo número, los trabajos de creadores del calibre de Steve Ditko, Alex Toth  y Gene Colan sitúan la calidad media del libro en un nivel estratosférico. Aunque cualquiera de las historias dibujadas por los tres autores mencionados es memorable, hay al menos una de cada uno de ellos que pocos dudarían en calificar de obras maestras. Son “Visión del mal”, de Alex Toth (Eerie 2, 1966), “El asesino del hacha”, de Gene Colan (Eerie 4, 1966), y “Magia negra”, de Steve Ditko (Eerie 5, 1966), todas ellas con guion de Archie Goodwin. También están escritas por Goodwin las dos magníficas historias dibujadas por Angelo Torres —“¡El alma del terror!” (Eerie 3, 1966) y “¡El dios del pantano!” (Eerie 5, 1966)— que completarían el quinteto imbatible de este primer e imprescindible volumen de Eerie.

sábado, 24 de mayo de 2014

La casa en el confín de la Tierra

Leído en mayo de 2014. Los motivos por los que decidimos las relecturas se escapan a toda lógica. Hace unos días, un amigo mencionó en Twitter que esta edición, única disponible en el mercado español, de La casa en el confín de la Tierra era muy difícil de encontrar a un precio razonable —la razón, evidentemente, se encuentra en la evolución histórica de los derechos de edición en español de DC Comics—. El comentario me llevó a echar un vistazo a la biblioteca y a  buscar y releer este tomito que tiene ya más de diez años.
Es imposible amar cualquiera de las formas de lo fantástico y no haber pasado por una etapa de absoluta devoción por la obra de Richard Corben —aunque creo que lo normal sería vivir en un estado permanente de devoción por la obra de Corben—. En el caso concreto de los lectores de mi generación, Corben nos dio tanto, nos acompañó tan íntimamente en el crecimiento como aficionados a la fantasía y el terror, que alguno podría estar tentado de ver su obra como algo del pasado, algo que vivimos en ese momento de formación lectora y que, una vez se ha sofisticado nuestro gusto, solo podemos disfrutar desde la nostalgia. Pues no es así, amigos. Corben no dejará nunca de ser un referente,  y no solo porque siempre vaya a haber nuevos públicos para su enfoque del terror, sino también porque, en su absoluto rigor y su constante exploración estética, resulta un creador radicalmente actual.
Esta adaptación de La casa en el confín de la Tierra muestra a un artista que no ha perdido la pulsión por buscar la excelencia. En todo el bloque central de la historia, en el que se desarrolla el relato del diario de Byron Gault, Corben concibe y esculpe la naturaleza pesadillesca del soliloquio enloquecido del narrador, dando forma a lo horrible, lo húmedo, lo reptante, a la carne blasmefa... Imaginando —es decir, convirtiendo en imágenes— ese escenario de frontera entre vigilia y sueño, entre cordura e insania, en el que se desarrolla la obra maestra de lo inconcebible de William Hope Hodgson.
En el prólogo y el epílogo, que plantean notables variaciones respecto a la novela de Hodgson, Corben y Revelstroke se permiten ciertos comentarios de índole social y política que enmarcan la historia en un terror rural algo más contemporáneo, con ese principio, canónico en el contexto del género —que en la visión de Corben recuerda al inicio de Un hombre lobo americano en Londres (la película de John Landis)— y un epílogo que mezcla esa situación clásica de terror rural con una explosión final de horror de alcance cósmico. Esta edición de La casa en el confín de la Tierra, que cuenta con un prólogo en el que Alan Moore reivindica la fantasía oscura, es imprescindible para aficionados al terror en cualquiera de sus expresiones artísticas.

Aviso a los lectores: el virus ya ha hecho su efecto... Se me antoja totalmente necesario estudiar a fondo la producción de terror de Corben de los años 2000 y se aproximan notas de lectura de Ragemoor y La Guarida del Horror.

miércoles, 21 de mayo de 2014

100% Marvel FF 1

Leído en mayo de 2014. En lo que es una práctica más habitual de lo que me gustaría, y que seguirá siendo la norma, leo el primer tomo de la colección cuando ya se ha publicado el segundo, es decir, tan tarde que ya se ha comentado todo lo que se tenía que comentar sobre este FF y sobre el lugar que ocupó en el escenario Marvel Now —si alguien quiere consultar alguna reseña escrita en el momento de aparición de la obra recomiendo la de Gerardo Vilches en Entrecomics—.
Aunque está conectado con Fantastic Four —pero solo en el nivel más superficial, el de la excusa argumental— hay que entender FF como un título de interés per se, un tanto alejado del contexto general de Marvel, con el que comparte pocas cosas más allá de algunos personajes y escenarios. Si se lee así, lo que uno encuentra es un relato desenfadado de Matt Fraction, que abunda en diálogos muy agudos y situaciones que resultan jocosas sin marginar los apuntes dramáticos tan necesarios en el género. Un relato que tiene, en suma, una virtud evidente: siempre deja con ganas de leer más, lo cual, a pesar de ser la única condición de verdad indispensable en el contexto de la narración folletinesca de los tebeos de superhéroes, no es tan común como sería deseable.
Sobre el trabajo de Mike Allred —indisoluble, por supuesto, del color de Laura Allred— qué decir a estas alturas... Su estilo pop artretro y algo campy, aunque ya no es esa ruptura radical en el marco de Marvel que sí representaron los X-Force y  X-Statix que realizó en tándem con Peter Milligan —y eso es así porque Allred tiene ahora en Marvel compañeros de viaje en el riesgo visual—, no da muestras de agotamiento y sigue siendo la materialización perfecta de cierta idea de vanguardia en el tebeo de superhéroes. Algunos grandes momentos de este volumen —como el excelente comienzo del número 1, con esa narración en paralelo del reclutamiento del equipo y de las entrevistas a los chicos de la Fundación Futuro, la pelea con el Hombre Topo del número 2, la persecución por las escaleras del número 3, el baile del número 4— hacen de FF una lectura destinada a perdurar en la memoria de muchos aficionados a un cómic de superhéroes diferente. Yo, por lo pronto, espero leer ya el segundo volumen de FF y esos primeros números de Silver Surfer que Allred ha realizado en 2014.

lunes, 19 de mayo de 2014

23 Fotogramas por segundo

Leído en mayo de 2014. Bonito y divertido tebeo recopilatorio de las páginas que el autor realizó en 2012 para "El50" Diario del Festival Internacional de cine de Gijón, presentadas aquí en una de esas estupendas ediciones a las que nos ha acostumbrado ¡Caramba! 
Las páginas de la edición original se han convertido en dobles páginas apaisadas que, leyendo el tebeo en horizontal, forman unidades de composición de 4x6 viñetas. La primera de las viñetas se reserva para el título de la página/chiste y las restantes constituyen los 23 fotogramas a los que hace referencia el título del tebeo. Esta estructura invariable crea un patrón de lectura muy particular —y bastante estimulante— que funciona en un doble nivel: cada viñeta es en sí misma un chiste —basado en una idea verbal muy sencilla y en un dibujo siempre expresivo y gracioso—, y, a su vez, los chistes de cada una de las viñetas van acumulando sentidos para que el conjunto de la página funcione también como chiste. Dado que este espacio no alberga más que mis notas de lectura, me parece necesario anotar que mis páginas preferidas son "23 frases cinematográficas que anuncian sufrimiento y muerte" y "Oficios pocos conocidos en el mundo del cine", pero si algo tiene este tebeo es que cualquier lector encontrará una página con la que identificarse, reflexionar y, por supuesto, reír.
Para comprobar si 23 fotogramas por segundo vale o no la pena basta hacer un cálculo muy sencillo: 23 chistes por 11 dobles páginas son 253 (más los extras que se deslizan durante el rollo de créditos finales). No me parece una cantidad escasa de chistes para un solo tebeo.

domingo, 18 de mayo de 2014

El Sistema D13



Leído en mayo de 2014. En contraportada y portadilla de El Sistema D13 aparece el tagline “Un tebeo de roleros para roleros”. No es en absoluto publicidad engañosa. El punto fuerte de este cómic es un humor muy ligado a la vivencia y a la referencia, un humor basado en el gag construido sobre esas situaciones que se generan en el umbral del “circulo mágico” del que hablan los teóricos del juego —adaptando la idea del pionero J. Huizinga—. Dice la teoría que todo sistema de juego construye una especie de “circulo” que delimita y separa el universo del juego y el mundo real. Esa línea teórica vendría a decir algo así como “lo que pasa en el mundo del juego se queda en el mundo del juego”.
¿Seguro que es así?, os preguntareis. Pues no, no es así. Joan Tretze sabe, como todo el que ha jugado y, más aún, todo el que ha pensado un poco en lo que significa jugar, que el círculo mágico se rompe constantemente. Y ¿qué pasa cuando se rompe? Pues lo que pasa es toda esa comedia de la vida que tan bien refleja El Sistema D13 y tan certeramente plasma el estilo caricaturesco del autor.
Pero no todo es risa sin más: muy agudas me parecen las reflexiones del propio autor sobre en qué consiste dirigir una partida de rol, o sobre qué es el metajuego —“el metajuego es como el colesterol: hay del bueno y del malo”—. E igualmente afiladas son el puñado de "confesiones" autobiográficas de Joan Tretze que hay en la obra. Y es tanta la autobiografía, que si en la contraportada y la portadilla de este estupendo tebeo pusiera “Una novela gráfica de roleros para roleros” también nos lo creeríamos.

viernes, 16 de mayo de 2014

Batman: La maldición que cayó sobre Gotham

Leído en mayo de 2014. Muy poco después de Fatale, leo otro cómic que reformula y reubica conceptos del Horror Cósmico lovecraftiano. En este caso se trata de una historia que traza un triángulo cuyos vértices son el personaje de Batman, el universo inspirado en las obras de Lovecraft y la línea Elseworlds de DC Comics (la colección dedicada a explorar las posibilidades de ubicar a los personajes clásicos de DC en lugares y tiempos que no les corresponden por “lógica” y tradición).
Sin ser una obra destinada a dejar una huella imborrable —de hecho el cómic tiene ya unos años y a la Historia no ha pasado— Batman: La maldición que cayó sobre Gotham es una lectura excitante y divertida para aficionados a los experimentos con superhéroes y con narrativa pulp, cuyos autores realizan un trabajo competente. Hay un Mike Mignola en su salsa —creo que no le queda nada por demostrar sobre su capacidad para navegar de forma muy hábil por mundos de fantasía oscura— y un Troy Dixie que, aunque desde luego no es el tipo de dibujante que deslumbra a los fans, se emplea a fondo en desarrollar una plástica del todo coherente en una historia “de Mignola”, y ofrece muy buenos momentos de narración en los sobrecogedores escenarios antárticos, en los ambientes de finales de la década de los veinte y en las escenas en las que aparecen engendros abominables. Que son muchas. Sobre todo al final, cuando la historia se convierte en el Caos Reptante que tanto nos gusta a los amantes de la weird fiction.

miércoles, 14 de mayo de 2014

The Long Tomorrow

Leído en mayo de 2014. Dejadme plantear dos ideas:  1) Que existan buenas ediciones de clásicos disponibles en el mercado es un indicador de salud del sector editorial casi tan fiable como la aparición regular de novedades de todos los géneros y para públicos diversos. 2) Que la obra de uno de los más grandes creadores de la historia del cómic mundial aparezca de la forma más digna posible es algo que siempre hay que celebrar y apoyar.
Por eso no dudo en ir adquiriendo, al ritmo que permite la coyuntura, cosas como esta Colección Moebius Métal Hurlant de Norma Editorial, la serie de álbumes que compila la obra del maestro. Mi última (re)lectura es el primer tomo de esta colección: The Long Tomorrow, cuya pieza más importante es, obviamente, la legendaria historia del mismo título escrita por Dan O’Bannon y dibujada por Moebius en la época en que ambos trabajaban en la pre-producción del Dune de Alejandro Jodorowsky. Completan el álbum otros seis relatos de ciencia ficción creados para Métal Hurlant (excepto “Barbarroja y el cerebro pirata”, creado para Pilote) y, lo que me parece más relevante, una introducción del autor detallando el origen de cada uno de las relatos.
Las historias del libro ilustran facetas muy destacables de Moebius: “The Long Tomorrow” es lo que cualquiera entendería por “un clásico”, por su origen mítico, por marcar a fuego el modo en que los jóvenes aficionados y profesionales verían el cómic en la segunda mitad de los 70 y principios de los 80, y por su influencia en casi toda la ciencia ficción posterior; “Rock City” es una muestra del inmenso talento de Moebius para narrar sin palabras; “El Universo es muy pequeño”, “Barbarroja y el cerebro pirata” y “Descenso a Centauri” son piezas de ciencia ficción surrealista y pop, destilaciones perfectas del espíritu humanoïde; “Variación nº 4027 sobre ‘el’ tema” muestra al Moebius más hippy...
No me extenderé más en lo esenciales que son esas creaciones de Moebius para trazar cualquier genealogía de la historieta mundial. Además, es muy probable que todos los aficionados al cómic que admiran la obra de Moebius tengan ya estas historias (seguramente en la edición de Eurocómic o en la estupenda versión de Ediciones B). En cualquier caso,  y aunque esto no es exactamente un espacio de recomendaciones, no está de más avisar a todos aquellos que no las tengan que este The Long Tomorrow es una compilación fundamental de trabajos fundamentales de un artista fundamental. Y perdón por la reiteración un tanto torpe, pero las cosas fundamentales hay que dejarlas claras.

domingo, 11 de mayo de 2014

Fatale 1: La muerte me persigue

Leído en mayo de 2014. Está a punto de aparecer el segundo tomo de la edición española de Fatale, que publica Panini y que compraré y leeré en cuanto salga, por lo que estos días me ha parecido muy oportuno releer la primera entrega. Lo he hecho, además, un poco motivado por el entusiasmo con el que la crítica televisiva y la blogosfera han acogido True Dectective, la serie de HBO creada por Nic Pizzolato, cuyo éxito se debe en buena parte al hecho de que un clásico relato policial se ve aderezado con materiales, sensaciones y ambientes propios del terror sobrenatural lovecraftiano. No voy a entrar a interpretar el por qué la crítica de televisión encuentra ahora tan interesante algo que en su día habría sido despachado rápidamente con el calificativo de pastiche, pero sí que me interesa sacar a colación que Ed Brubaker y Sean Phillips plantean en Fatale una operación similar a la de Pizzolato en la primera temporada de True Detective. Solo que un par de años antes.
Igual que ocurre (presuntamente) en la serie de televisión, la trama criminal detonante del relato en Fatale empequeñece ante la entrada en juego de terribles poderes que emergen de mucho más allá de lo terrenal. Y también como en la serie, el relato del cómic se desarrolla en diferentes líneas temporales, digamos que el pasado se manifiesta en el futuro. (Nota: dicho todo esto sin saber cómo evolucionarán las siguientes temporadas de True Detective).
En cualquier caso, el resultado es bastante diferente (aunque lo que quiero decir en realidad es que el resultado en Fatale es, a mi juicio, bastante mejor). Brubaker y Phillips —cada uno de ellos responsable de un trabajo excelente en Fatale— no adornan o aromatizan el relato noir con abalorios o esencias sobrenaturales, sino que desarrollan un artefacto narrativo de puro horror cósmico y reptante en un ambiente noir. Es, de hecho, una fusión perfecta de ambos géneros, que tiene al menos dos hallazgos notabilísimos: el modo en que los horrores arcanos van impregnando la narración de forma progresiva hasta manifestarse en toda su abominación y —acaso sea ese el elemento más destacable desde un punto de vista creativo— la reformulación de la mujer fatal del noir en una criatura preternatural de la estirpe de las vampiras, lamias o brujas… En definitiva, la reformulación de la mujer fatal en una cosa muy seria.
Yo, desde luego, estoy completamente rendido a los pies de esta femme fatale.

viernes, 9 de mayo de 2014

Marvel Héroes. El Poderoso Thor de Walter Simonson, Volumen 1

Leído entre abril y mayo de 2014. Existe práctica unanimidad entre la comunidad de lectores, aficionados y especialistas en el mundo Marvel en considerar la etapa de Walter Simonson como una de las mejores, si no la mejor, de la vida editorial de Thor. No soy un experto en la totalidad de las vicisitudes del personaje, pero no pienso poner ese consenso en duda, puesto que el conjunto de historias que se reúnen en este tomo de la colección Marvel Héroes de Panini, primero de los dos dedicados al Thor de Walter Simonson, es exactamente el tipo de material que yo usaría como ejemplo de excelencia en el uso del lenguaje del cómic en el contexto de la cultura popular masiva. Por resumir en seis palabras: una obra maestra del cómic mainstream.
De las virtudes de Simonson como dibujante y guionista no tiene demasiado sentido escribir aquí, porque están suficientemente consignadas en los papeles y diseminadas por todo Internet. Sobre la edición tampoco vale la pena extenderse mucho: se trata de un producto editorial magnífico desde cualquier punto de vista, como todos los de la colección Marvel Héroes. Hay que destacar, eso sí, un detalle técnico y artístico nada menor: el completo recoloreado (remasterización, lo llaman) por parte de Steve Oliff. Este aspecto hace que la edición haya podido perder (un poco de) rigor histórico, pero creo que eso se compensa con lo (mucho) que ha ganado en posibilidades de disfrute y "enganche" para el lector actual.
Los grandes tebeos que se recogen en este volumen tienen todo lo que se puede esperar de El Poderoso Thor: épica, seres quasi divinos, personajes extraordinarios como Bill Rayos Beta, Malekith, Lorelei, y Balder… y sobre todo, un montón de escenas en todas esas maravillosas localizaciones tan propias del Universo Marvel: desde dimensiones extrañas a las que se accede cruzando indómitos portales o lugares fabulosos como los páramos y desiertos de Asgard, hasta las callejuelas, avenidas y apartamentos de Nueva York. En estos últimos espacios Simonson muestra su lado más risueño y socarrón, así como sus grandes dotes para el suspense: pienso, por ejemplo, en el prodigioso número 345 (enero de 1984), en el que se suceden frenéticamente escenarios y puntos de vista en un relato enrevesado y gozoso.

(Paréntesis final: Quizá sea el momento de aclarar que las entradas de este blog no pretenden ser crítica de cómic, sino notas de lectura impresionistas y, por qué no decirlo, improvisadas).

miércoles, 7 de mayo de 2014

Creepy 1

Leído en mayo de 2014. Cuando compré este Archivos de Creepy - Volumen 1 no fue con la intención de incorporarlo a mi biblioteca, sino buscando un regalo para un amigo. Luego miré con un poco de atención el material y la edición de Planeta DeAgostini, y cambié de idea y decidí quedármelo. Tengo y me sé de memoria los Creepy de Toutain, pero esta edición es, según veo yo las cosas, imprescindible.
En este primer libro de Los archivos de Creepy el lector encuentra un puñado de las clásicas historias de terror de los primeros números de la revista editada por James Warren. Narraciones muy breves y espeluznantes claramente inspiradas en los relatos canónicos de los tebeos de E.C. Comics, escritas de un modo muy funcional, basadas casi de forma exclusiva en el recurso narrativo del giro de guion radical y del desenlace inesperado, y dibujadas en maravilloso blanco y negro por maestros como Joe Orlando, Al Williamson, Reed Crandall, Angelo Torres… todos ellos magníficos dibujantes muy dotados para la composición, la planificación y las escenas en claroscuro características del género de terror. Aunque el nivel de dibujo de todo el libro es excelente (en el marco de un clasicismo que quizá aleje a lectores más aferrados a lo actual), creo que dos historias destacan en este volumen: ¡El hombre lobo! (Creepy 1, 1964), una exhibición de talento de un Frank Frazzeta que en esos momentos dejaba el cómic para dedicarse en exclusiva a la cosa pictórica, y Una empresa muy fúnebre (Creepy 5, 1965), con un prodigio de dibujo de Alex Toth.
Sin prisa pero sin pausa, pienso hacerme con todos esos Archivos de Creepy (y, ya puestos, con los de Eerie).
Por cierto, sigo buscando un regalo para ese amigo.

martes, 6 de mayo de 2014

Ric Hochet Integral 1

Leído a finales de abril de 2014. Una buena dosis de acción, aventura y misterio en unas historias cuya lectura ha supuesto, de entrada, un retorno a días felices de la infancia. La aproximación lúdica a los mecanismos del enigma y la deducción de Firmado: Camaleón me ha proporcionado la misma emoción que experimenté hace muchos, muchos años, cuando leí y releí el álbum Ric Barry en Firmado: Camaleón de Jaimes Libros-Vidorama, que tuve y perdí en algún trayecto vital. Pero en este nuevo encuentro con Ric Hochet la cosa ha ido mucho más allá del puro placer nostálgico. El relato funcional y amable de Duchâteau, vibrante, de ritmo pleno y generoso, y el portento de composición y montaje que es el trabajo de Tibet me han resultado deliciosos. ¿Cómo no vibrar con la pelea subacuática de Misterio en Porquerolles o con las escenas aéreas de Desafío a Ricochet?