lunes, 19 de enero de 2015

Atentos a sus pantallas

Leído en enero de 2015. Aunque los registros y tonos de su obra son muy variados y han tenido acogida en diversos medios, en este espacio de notas de lectura nos parece útil considerar a Mauro Entrialgo como un humorista gráfico, dado que es en ese ámbito donde el autor no ha dejado de acompañarnos en una larguísima trayectoria como observador y comentarista de las costumbres y los tipos sociales contemporáneos y en multitud de cabeceras tanto especializadas como generalistas. En Atentos a sus pantallas, Entrialgo disecciona la cultura de las pantallas en la que vivimos —o mejor, disecciona nuestra relación con las pantallas—, en una serie de reflexiones, chistes y miniensayos divididos en tres bloques: Videojuegos —con material previamente publicado en la revista SuperJuegos Xtreme—, televisión —con trabajos aparecidos en el suplemento TV Manía del diario La Vanguardia— y cine —con obra que proviene de las páginas de la revista TMEO, la revista Cinemanía y el diario del Festival de Cine de Gijón—. En un volumen editado con gusto —muy destacable la triple portada troquelada—, Entrialgo nos ofrece fundamentalmente tres tipos de piezas: unas son las, digamos, explícitamente humorísticas, que se presentan en forma de chistes de estructura clásica casi siempre con un brillante punchline; otras son las reflexiones más ensayísticas, algo más basadas en el texto, y que nos muestran a un Entrialgo que podría considerarse tan cercano al articulismo de opinión como al humorismo gráfico; las terceras son esas piezas basadas, desde el punto de vista conceptual, en adivinanzas, charadas, jeroglíficos y, en general, en la tradición del “pasatiempo”. Jugando con la ambigüedad de las palabras, trabajando con la ironía para ilustrar el absurdo de determinadas situaciones sociales, poniendo en crisis los límites del eufemismo y de los lugares comunes, Entrialgo hace crítica de los medios y, al mismo tiempo, desarrolla un trabajo de sociología a partir de una sátira de usos y costumbres que refleja los aspectos más delirantes de nuestro consumo cultural.

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