jueves, 15 de enero de 2015

Locke & Key: Alfa y Omega

Leído en enero de 2015. Sexto y último tomo de Locke & Key, Alfa y Omega es, además del desenlace de la saga, una vuelta de tuerca más en una historia que ha ido construyendo, con sus constantes apelaciones a una magia eterna y multidimensional, un universo “implícito” mucho más vasto que el ya de por sí inabarcable y delirante mundo contenido en la casa de los Locke o en ese pueblo costero llamado Lovecraft. Es una vuelta de tuerca más porque, antes de ir al grano en el cierre de la trama, antes de dar por registrados todos sus pliegues y por resueltos todos sus enigmas, Hill y Rodríguez siguen ampliando los límites de las posibilidades narrativas que, en diferentes niveles y con múltiples recursos, han ido explorando a lo largo de la serie. Un ejemplo de esta voluntad de búsqueda constante son todas esas escenas del primer episodio en las que la acción se contempla a través del visor de una cámara. Se trata de un recurso que muchos puristas del medio podrían considerar excesivamente deudor del cine o del audiovisual en general —el juego de encuadres y reencuadres, de marcos dentro de marcos, es la obsesión de no pocos creadores cinematográficos o televisivos—, pero que aquí se muestra como una arma más del impresionante arsenal de técnicas y trucos narrativos de Hill y aparece plenamente justificado como brillante forma de resituar a algunos personajes clave de cara al desenlace de la saga. En el resto del volumen los autores continúan sondeando las posibilidades narrativas de las llaves —cada una de ellas abre un mundo, pero también un modo propio de narrar— o explotando las confusiones de realidad y ficción a través del personaje de Rufus Whedon, recursos que mantienen toda su fuerza por mucho que hayan sido ampliamente utilizados a lo largo de la serie. Como clímax de la historia de los Locke, Alfa y Omega apuesta decididamente por esa mezcla de aventura oscura y drama intimista que ha ido caracterizando a toda la serie. Con una diferencia notable: todo es más espectacular. Más magia, más demonios, más acción… Y también más melodrama familiar, más introspección psicológica y más asuntos paterno-filiales no resueltos. Sin revelar demasiada información sobre el final, diremos que no sería extraño que algunos lectores pudieran sentirse decepcionados por el hecho de que una lucha épica entre el bien y el mal se resuelva de una forma tan abrupta, directa y expeditiva, o por el hecho de que una historia tan oscura como Locke & Key se cierre definitivamente con un epílogo tan sentimental como el que aquí se ofrece. En todo caso, estos serían reparos menores, porque lo que parace poco discutible es que, tras el cierre que propone Alfa y Omega, uno termina su visita al universo de Locke & Key con la sensación de haber leído una obra que ya ha pasado a formar parte del canon del cómic de género fantástico.

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