jueves, 29 de septiembre de 2016

Monstruosidades

Leído en septiembre de 2016. Como, supongo, a la inmensa mayoría de aficionados al terror en viñetas, cualquier novedad editorial de Berni (o Bernie) Wrightson me parece una excelente noticia. Y más si es, como en este caso, en una edición cuidada, a gran tamaño y con calidad técnica. Disfrutar del dibujo y la narración de quien durante los setenta y ochenta fue considerado de forma unánime como el gran maestro de lo macabro es un placer reconfortante, un regresar a territorios emocionales anhelados. Monstruosidades recopila en formato edición especial tres historias escritas por Steve Niles y serializadas originalmente en comic book entre 2008 y 2010, publicadas más tarde en sus correspondientes tomos recopilatorios y finalmente en esta edición treasury. Se trata de historias macabras y grotescas, que mezclan códigos de género —el terror sobrenatural, la ciencia ficción, el relato de detectives— buscando la sorpresa y el impacto elemental y visceral.
La primera de ellas, "Dijo que estaba muerto", comienza, en una premisa realmente inquietante, combinando un misterio propio del hard boiled con la mejor tradición del relato macabro, y pronto deriva en un festival weird que marcará el tono de todo el volumen. La segunda historia, "El espectro", ya está situada de lleno desde el comienzo en lo pulp —casi parece una prima lejana de Hellboy—; mientras que la tercera se adentra con decisión en la sátira y el humor negrísimo. Al compartir personajes —los protagonistas de una aparecen como secundarios en las otras—, las tres historias crean una suerte de universo fantástico del que apetece saber más, sobre todo porque el tono que van creando los relatos —del horror inconcebible del inicio del primero a la socarronería sin complejos del final del segundo— deja entrever que en ese universo puede pasar literalmente cualquier cosa. En conjunto, la obra no pasará a la historia del cómic de horror, y el Wrightson de finales de la primera década del siglo XXI no es el que fue en los setenta y ochenta del siglo XX, pero, como decía, leer algo así es como volver a casa.

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